Según los
medios de comunicación no españoles el 22 de marzo ocurrieron unas de las más
grandes marchas que han tenido lugar en Madrid. Por la mañana, seis columnas
que venían caminando desde los diversos territorios y naciones del Estado
español confluyeron, coloristas y vitales, indignadas pero festivas, en la
ciudad; por la tarde la gente llenó hasta el extremo todo el espacio designado
para la manifestación conjunta.
Era un número
incontable de personas llenas de consciencia y de entusiasmo; se palpaba su
fuerza colectiva y su alegría popular en
el encuentro, sus banderas republicanas, sus banderas rojas revolucionarias,
las banderas moradas de la lucha feminista y las verdes del amor a la Tierra
así como las banderas de todas las Autonomías del Estado; e inundaban las
calles sus gritos: NOS ARRASTRAN AL EMPOBRECIMIENTO Y LA PRECARIEDAD / LO
PÚBLICO NO SE VENDE, SE DEFIENDE / PORQUE ESTO NO ES UNA CRISIS, ES CAPITALISMO
/ LA CRISIS QUE LA PAGUEN LOS BANQUEROS / TERRORISMO ES NO LLEGAR A FIN DE
MES / REPARTO DEL TRABAJO Y DE LA
RIQUEZA YA / A TI QUE ESTÁS MIRANDO TAMBIÉN TE ESTÁN ROBANDO / LA DEMOCRACIA
CON REYES ES PORSCHE CON BUEYES…
Quien no pudo
estar ahí se perdió un máximo espectáculo de la vitalidad y la solidaridad de
los pobres, su ternura. Muy poco habían podido avanzar los participantes del final
de la manifestación cuando los líderes de las marchas ya intervenían para
cerrar el acto y leían un Manifiesto: “En 2014 nos encontramos en una situación
límite, de emergencia social, que nos convoca a dar una respuesta colectiva y
masiva… Millones de trabajadores sin empleo… derechos y libertades robados para
favorecer los intereses de una minoría y asegurar sus beneficios… desmantelan
la educación y la sanidad públicas, se apoderan de nuestras viviendas…
Luego resonaron
las palabras de Cañamero, el gran líder popular andaluz: aquí está el pueblo,
la mayoría silenciosa, firme para
cambiar las cosas; la democracia sin
trabajo, sin vivienda, sin derechos, es un sarcasmo; cuando los gobiernos
gobiernan contra el 80% de la gente se colocan en la ilegalidad; el Gobierno
maltrata al pueblo y los maltratadores tienen que ser juzgados; podemos cambiar
las cosas, podemos tener un gobierno del pueblo; formemos un frente popular
para derrotar a los gobiernos de derechas…
Es que, como
nos recuerda V. Navarro: “El gobierno del Partido Popular es el más
reaccionario de los existentes en Europa Occidental y uno de los más corruptos
[…], está desmontando el Estado de Bienestar y redistribuyendo la riqueza a
favor de los poderosos a costa de las clases populares […] Y estas marchas
(aquí están los herederos de las luchas que hicieron posibles los avances
sociales y políticos) muestran claramente el agotamiento y fin de la inmodélica
transición”.
La desvergüenza
de los grandes medios de comunicación españoles no tiene ojos para ver la
fuerza y la belleza de estas manifestaciones populares. Son medios que siempre rebajan
la potencia de la movilización hasta volverla insignificante. Y cuentan las
cosas como si ellos no formaran parte del pueblo. Será precisamente por eso que
no cuentan toda la verdad, porque no son medios del pueblo sino de los grandes
beneficiarios del sistema impuesto.
Es cierto que,
tras finalizada la manifestación, unos cientos de jóvenes se enfrentan
violentamente a la policía. Estamos seguros de que por todos los medios se
mostrará exhaustivamente toda la “violencia de los jóvenes”, pero también
estamos seguros de que no mostrarán toda la violencia policial. El poder
pretende que la violencia mostrada por unos pocos oculte la trascendencia de la
movilización, pero todos sabemos que esa violencia no resta de ninguna manera
la razón que asiste a los cientos de miles de manifestantes. Y hasta la misma
Delegada de Gobierno, que quiere imputar esa violencia a los organizadores de
la manifestación, sabe que éstos no tuvieron nada que ver con los altercados. Y
de todos modos, hay que hacerse todas las preguntas: ¿quién y cómo comienza la
violencia?, ¿quién saca provecho de ella?, ¿por qué existe tanta indignación y
rabia?…
Carlos Villalba Vaca