viernes, 8 de abril de 2016

RESPUESTA AL TRATADO EUROPA-TURQUÍA SOBRE REFUGIADOS


A DÓNDE VAN A IR SI LES CORTAMOS TODOS LOS CAMINOS

1. La Unión Europea está practicando la deportación masiva de los no invitados: “Todos los migrantes irregulares serán devueltos a Turquía”. Así, abriendo las compuertas a una incalculable tragedia humana, los gobiernos de derecha de los Veintiocho de la UE imponen sus actitudes miedosas, rácanas y deshumanizadas. Sin mostrar ninguna buena voluntad y ninguna imaginación, y después de aplastar y humillar a Grecia, lo único que se les ocurre es cerrar las puertas, fortificar las alambradas y, finalmente, deportar masivamente a los que piden refugio. Y los envían a Turquía, a un país que tampoco los quiere, que tiene un gobierno represivo, que ha despedido a 2.000 periodistas en los dos últimos años, y que ha castigado a 3.000 profesionales por expresarse libremente (una represión, por cierto, no comentada en los medios españoles).
Estamos asistiendo a la barbarie de una UE que vende afganos y sirios a Turquía. Y de una Turquía que los está arrojando a su vez de su territorio. Así, los políticos de la derecha europea convierten la petición de auxilio de los migrantes en caminos de angustia y muerte. El “gran plan” de Europa consiste en alejar a los que piden auxilio, para que no les veamos mal vivir o morir. Es la quiebra de los principios y leyes más básicas de la construcción europea. Acusemos a la UE de denegación de auxilio.

2. Celebramos el 8 y 9 de abril el XXIV Foro Religioso Popular en Vitoria-Gasteiz, esta vez sobre los lenguajes que construyen o deconstruyen la humanidad. Una primera característica de un lenguaje constructivo tiene que ser desvelar la realidad, no encubrirla; tratar de nombrar las cosas como son y devolvernos la verdad de las palabras. En esta línea, a los que no tienen refugio, no les llamemos refugiados, llamémoslos rechazados, despreciados, maltratados, expulsados. Y nombremos al Tratado con un título que le corresponde: “Los gobiernos europeos contra los migrantes”.  Y los medios de comunicación pongan un titular más verdadero: “Los ‘cultos demócratas’ de la derecha europea alejan la ‘peste’ hacia un país de democracia menor que oficiará de carcelero”.
Asimismo, dejemos de hablar de Europa como lugar civilizado ejemplar,  porque  se está negando a sí misma como lugar humanitario. Y hablemos de cómo del sueño de la Unidad Europea solo va quedando una unión de mercaderes diseñada para que los ricos tengan cada vez más ventajas.



3. Exijamos a los gobiernos que imaginen soluciones humanitarias — No hay soluciones fáciles, pero lo mínimo esperable es que se faciliten caminos, estancias y salidas dignas, que se imagine algo pensando en el sufrimiento de la gente; que el movimiento no sea el cobarde de cerrar los ojos, encerrarse en una fortaleza y alejar a los problemáticos enviándoles a un país inviable.
No ha negociado seriamente Europa, no ha intentado de verdad vías de solución. Ha abandonado a los migrantes en campos de concentración miserables donde solo las ONG se ocupan de ellos. La UE recibió en 2012 el Nobel de la Paz por contribución a “la reconciliación, la democracia  y los derechos humanos”. Cuatro años después la UE entierra esos valores.
Con su renuncia a mirar las necesidades de los pobres, la UE amenaza con ruina a su propio edifico. Son despreciables las mafias que se aprovechan del dolor de la gente que huye de la guerra, pero también son despreciables los gobernantes sin entrañas. Tenemos el deber de echarlos de los puestos de responsabilidad en la política para dar oportunidad a una política con rostro humano.

4. Tengamos ojos para mirar dónde están las actuales procesiones de dolientes — En Semana Santa se sacaron a las calles viejos Cristos de madera ensangrentados. Hubiera sido un testimonio auténticamente cristiano mostrar también otras imágenes de las actuales procesiones de dolientes. ¿Por qué no sacar las imágenes de los niños que  mueren en el mar y el lodo? ¿O la fotografía desgarrada de la niña tras alambradas gritando: “¡Déjennos entrar!” ¿Y, por qué no, imágenes de las lágrimas de madres desahuciadas, tiradas con sus hijos a la calle?
Quienes ahora mismo están atravesados por lanzas de dolor son las gentes despreciadas y expulsadas, a las que les han cortado todos los caminos. Incorporar en nuestras vidas el dinamismo de eso que los primeros cristianos llamaron “resurrección de Jesús” significa procurar que haya más vida donde ésta fallece, significa dar buenas noticias a los pobres, liberar a los cautivos y oprimidos. El corazón de Dios vive en el corazón de la gente acogedora que toma a los dolientes en sus brazos y se empeña en bajarlos de la cruz.


5. La gente de a pie no podemos cansarnos de abrir caminos de acogida y vida —  “¡Asilo, no deportación”!, grita la sociedad conmovida, aunque  los oídos ultraliberales de los mandatarios europeos no escuchan. Pero en contraposición a los gobiernos,  que no se toman en serio las tragedias humanas, hay ayuntamientos que tienen previstos espacios para los que vienen. Y hay ONG que se oponen a las medidas del Tratado, incluidas las institucionalistas ACNUR y UNICEF. Y hay un inmenso caudal solidario de voluntarios, hay redes de las fuerzas vivas que se ponen en movimiento. Hay pueblos contestatarios y solidarios que se convierten en nodos de resistencia.
La gente de la calle debemos construir caminos, construir la esperanza. Hay esperanza porque la conciencia de los pueblos crece. Porque en las orillas del mar y en las fronteras hay brazos que se extienden hacia los recién llegados. Porque son muchos los que les hacen llegar palabras y gestos de amor. Y son muchos los compasivos que utilizan un nuevo lenguaje revolucionario y caminan  a Otro Mundo donde quepamos todos. Porque lo necesitamos y es posible. Como necesitamos Estados decentes.


FORO ERLIJIOSO HERRITARRA